Page 29 - 03. Saga Las Cronicas De Narnia
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“Si pudiésemos, por supuesto, lo sensato sería dar la vuelta hacia el oeste y
regresar a las Islas Desiertas. Pero nos ha tomado dieciocho días llegar hasta donde
estamos, corriendo como locos con un vendaval a nuestras espaldas. Aunque
agarráramos viento este, nos demoraríamos mucho más en volver. Por el momento no
hay ninguna señal de viento este (de hecho, no hay viento de ningún tipo). Tampoco se
puede pensar en remar, porque tomaría mucho más tiempo y, además, Caspian dice que los
hombres no pueden remar con apenas medio litro de agua al día. Yo estoy convencido de
que está equivocado. Le traté de explicar que el sudor calma a las personas, y que los
hombres necesitarían menos agua si estuvieran trabajando, pero no se dio por aludido
como lo hace siempre que no se le ocurre alguna respuesta. Todos los demás votaron por
continuar, con la esperanza de encontrar tierra. Me sentí en el deber de advertirles que
ninguno de nosotros sabía si había tierra más adelante, y traté de hacerles ver los
peligros de las ilusiones exageradas. En vez de idear un plan mejor, tuvieron la
desfachatez de preguntarme qué proponía yo. Así es que me limité a explicarles fría y
tranquilamente que yo había sido raptado y llevado a este estúpido viaje sin mi
consentimiento, y que no era asunto mío sacarlos a ellos de su aprieto''.

       “4 de septiembre

       “Todavía todo en calma. Muy pocas raciones para la comida y a mí es al que
menos le dan. Caspian es muy hábil para servirse y piensa que no me doy cuenta. Por
alguna razón Lucía me quiso compensar esto ofreciéndome parte de su ración, pero ese
pedante metete de Edmundo no la dejó. Sol bastante caluroso. Terriblemente sediento
toda la tarde”.

       “5 de septiembre

       “Aún en calma y con mucho calor. Me he sentido fatal todo el día y estoy seguro
de que tengo fiebre. Claro que no tienen un termómetro a bordo”.

       “6 de septiembre

       “Un día horrible. Desperté en la noche, sabiendo que estaba afiebrado y que
necesitaba un trago de agua. Cualquier doctor lo habría dicho. Dios sabe que yo sería la
última persona en tratar de sacar una ventaja desleal, pero jamás imaginé que este
racionamiento de agua se aplicaría a un enfermo. En realidad, yo podría haber despertado
a los otros y haberles pedido un poco, pero pensé que sería un egoísmo despe rtarlos. Así
es que me levanté, tomé mi taza y salí en puntillas del Agujero Negro donde dormimos,
teniendo mucho cuidado de no molestar a Caspian ni a Edmundo, puesto que habían
estado durmiendo mal desde que comenzaron el calor y la escasez de agua. Siempre trato
de ser considerado con los demás, me sean o no simpáticos. Salí muy bien y entré en la
pieza grande, si es que se le puede llamar pieza, donde están las bancas de los remeros y
el equipaje. El asunto del agua está allí. Todo iba maravi llosamente bien, pero antes de
que pudiera sacar una taza llena de agua, me tuvo que atrapar Rip, ese pequeño espía.
Traté de explicarle que me iba a cubierta para tomar un poco de aire (él no tenía nada
que ver con el problema del agua), pero me preguntó por qué andaba con una taza. Metió
tanta bulla que despertó a todo el barco. Me trataron en forma escandalosa. Pregunté, como
creo que cualquiera hubiera hecho, por qué Rípichip andaba con tanto sigilo entre los
barriles de agua a medianoche. Dijo que como era muy pequeño para ayudar en cubierta,
todas las noches vigilaba el agua para que otro hombre
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